Compartimos la entrevista que Climática le hizo al filósofo Peter Singer, defensor de los derechos animales. Para conocer más sobre el pensamiento de este filósofo, pueden ver el siguiente video.
***
Atento, muy amable, me recibe por videoconferencia Peter Singer desde su Australia natal. Antes de empezar la entrevista, comentamos el vínculo con Princeton, universidad donde él ocupa la prestigiosa cátedra DeCamp de Bioética y yo realicé el doctorado. ¡Ah, ese gótico reciente!, bromeo respecto a los edificios del campus, que a él le parece acogedor. «Pero el gótico antiguo lo viví en Oxford», recalca, recordando el lugar en que comenzó a interesarse por el bienestar animal siendo estudiante de filosofía.
Y es que Singer, nacido en Melbourne de padres judíos vieneses que huían del nazismo, acabaría convirtiéndose en un icono de la lucha por los derechos de los animales a partir de 1975, cuando publicó Animal Liberation (Liberación Animal, Taurus, 2018), un clásico que ha dado la vuelta al mundo y se considera el libro que impulsó el movimiento animalista. Más tarde surgieron decenas de volúmenes, entre los cuales se encuentra Ethics into Action (1999), el libro que nos ocupa, traducido por primera vez a español gracias a la editorial Plaza y Valdés en colaboración con Igualdad Animal, bajo el título Ética en acción. Henry Spira, el activista que doblegó a las multinacionales (2023). Aquí el catedrático narra la historia del hombre con quien aunó fuerzas para combatir el maltrato animal en numerosas campañas. Conversamos sobre esta obra clave que da pistas sobre la necesidad de acción colectiva y es también una oda a la amistad.
Este libro es un homenaje a Henry Spira y, al mismo tiempo, también habla de tu trabajo. Para mí, quizá lo más importante de Ética en acción es que propone conexiones entre tu propio enfoque filosófico y el activismo. ¿Estoy en lo cierto?
Sí, tienes toda la razón. Es un homenaje a Henry, pero también una guía para activistas, que es la mejor manera de rendir tributo a Henry. En primer lugar, porque a él se le daba bien diseñar estrategias para lograr avances reales en el movimiento animalista, que llevaba mucho tiempo activo, desde el siglo XIX, pero no había tenido éxito. Henry solía decirme: estas organizaciones anti-vivisección te mandan fotos repugnantes de animales torturados para que te sientas mal, y ésa es su estrategia; luego te dicen ¡envíanos más dinero, donaciones!, y el mes que viene te mandamos más fotos horribles de animales para hacerte sentir mal otra vez. ¿Cómo se va a conseguir algo con eso? Henry se preocupaba en decir que hay cosas que podemos hacer. En concreto, cuando supo que tenía cáncer y no le quedaba mucho tiempo de vida, estaba preocupado por difundir su mensaje de cambios sociales para que otras personas pudieran utilizarlo. Ese era su mayor deseo. Él quería que escribiese este libro porque sabía que yo haría lo posible por transmitir su mensaje. Así que has captado exactamente la doble naturaleza del libro, un tributo a Henry y una guía para activistas.
¿Crees que debería haber puentes entre el trabajo académico y el activismo? Porque normalmente no se relacionan… Los activistas están en la calle y los académicos en sus torres de marfil. En este libro parece que intentas vincular a ambos grupos.
Sí, desde luego. Supongo que trataba de vincularlos de una manera en que los filósofos no lo habían hecho antes… El mejor ejemplo de un gran filósofo y activista, al menos en el mundo anglófono, es Bertrand Russell. Él fue un filósofo importante, sobre todo en lógica, pero también en otras áreas, y fue un gran activista en la campaña por el desarme nuclear; sin embargo, no los relacionó. De hecho, lo dice en algún sitio de su autobiografía: yo tengo dos líneas de trabajo, una es la filosofía y otra el activismo, pero no los veía actuando juntos. Así que escribió libros sobre cuestiones éticas –desarme nuclear, moralidad sexual–, pero sin ser riguroso, y tampoco publicó artículos académicos sobre esto. Me refiero a que, en el pasado, los filósofos habían escrito sobre cuestiones prácticas, pero en algún momento del siglo XX dejaron de hacerlo. Luego, a partir de la década de 1970, yo he intentado escribir sobre la ética de algunos temas de forma que reflejase mi trayectoria filosófica, pero siendo accesible a la gente que no había estudiado filosofía. Animal Liberation creo que es uno de esos libros, probablemente la primera cosa relevante que hice. Tiene una base filosófica, pero el resto es más descriptivo. Es importante juntar ambas tareas. Espero que mi volumen sobre Henry haga algo parecido.
Explicas las campañas contra el Museo Americano de Historia Natural, la marca de cosméticos Revlon, o el método de experimentación con animales DL50. ¿Crees que estas luchas le hablan a las del presente? ¿Podemos aprender de ellas, o se han quedado obsoletas?
Creo que podemos aprender de ellas. Henry estaría encantado de ver que muchas organizaciones usan sus tácticas ahora. Específicamente, están dirigidas a las multinacionales en el ámbito de la comida –como la agricultura industrializada–, en el que Henry trabajó más tarde en su carrera… Así que podemos decir que algunas de estas campañas que él empezó continuaron después de su muerte. Un ejemplo sería la de McDonald’s. Yo estaba con él en Nueva York cuando se le ocurrió, y la gente le decía: «¡Nunca lograrás que McDonald’s se vuelva vegano!» Y Henry respondía que, por supuesto, McDonald’s no se haría vegano, pero si consigues que una empresa así cambie una pizca, será mejor que abrir un restaurante vegano en Nueva York, tendrá más impacto. Lo recuerdo pensando cuidadosamente qué le iba a pedir a McDonald’s… Y le pidió que sus mataderos se sometiesen a inspecciones por parte de alguien preocupado por el bienestar animal. Así fue cómo consiguió que Temple Grandin se involucrara (…). Henry logró avances, mejoraron las condiciones de los animales, no sólo en los mataderos de McDonald’s, sino básicamente en todo el país. Hubo progresos, aunque pequeños.
Después de su muerte hubo otras organizaciones que señalaron a McDonald’s y consiguieron que dejase de usar huevos de gallinas enjauladas. Esto es enorme, porque la vida de una gallina es bastante peor dentro de una jaula que fuera, y McDonald’s usaba como dos mil millones de huevos al año. Desde luego, las campañas que Henry creaba están aún siendo utilizadas; lo básico sigue ahí, logrando resultados.
Precisamente tenía una pregunta sobre mataderos. Hace poco, nuestro ministro de Consumo, Alberto Garzón, concedió una entrevista a The Guardian donde criticaba las macrogranjas. Sus palabras fueron puro sentido común, pero se desató una enorme reacción en contra porque la gente quiere seguir comiendo carne. Incluso el presidente del gobierno llegó a decir que le gustaba «el chuletón al punto». ¿Por qué seguimos siendo tan reacios a aceptar que no deberíamos comer carne, o tanta carne? ¿No hemos aprendido la lección de los años 70?
Creo que hemos subestimado lo rígidas que son las personas con sus hábitos alimenticios, y lo difícil que es cambiarlos. Me parece ridículo que digan… queremos comer carne y, como consecuencia, no deberíamos cambiar los mataderos. Creo que los mataderos pueden cambiar; no va a ocurrir de la noche a la mañana, pero podemos fomentar mejores condiciones de vida para los animales, incluso si estos acaban siendo sacrificados. Y también podemos introducir alimentos de origen vegetal que saben a carne y se cocinan como la carne… Hay bastante investigación e inversiones en alimentos vegetales y también en carne cultivada a partir de células animales en vez de animales enteros. Si la gente quiere comer carne –yo no siento el menor deseo– entonces que sea esa, en lugar de que los animales sufran y de emitir todos esos gases de efecto invernadero. Creo que, al final, eliminaremos la carne, incluso en países con una fuerte cultura carnívora, y España parece ser uno de ellos… pero llevará tiempo.
¿Crees que somos más conscientes de los derechos de los animales ahora que el cambio climático se está acelerando? Por ejemplo, en apenas 50 años hemos aniquilado el 70% de la vida salvaje. Esa pérdida de biodiversidad tiene efectos climáticos además de consecuencias para la vida animal. ¿Saber esto ayudaría en la lucha animalista?
Bueno, puede ser, si la gente entiende las conexiones… Primero, entre la carne y el cambio climático, que es responsable de mucha pérdida de biodiversidad. A medida que los climas cambien y los animales no sean capaces de adaptarse o mudarse a otras regiones… perderemos muchos. Luego está el tema del pastoreo, y el cultivo de alimentos para los animales, como soja o granos, responsable de la tala de bosques. Por ejemplo, la principal causa individual de la tala del Amazonas es la alimentación del ganado, ya sea para darle espacio para pastar allí, o para cultivar soja para alimentarlo. El 77% de las cosechas mundiales se destina a la alimentación de animales. Podemos pensar en cuántas hectáreas de tierra podrían devolverse a la vida silvestre, destinarse a proteger la biodiversidad, si no las estuviéramos empleando en alimentar ganado. Tal vez a algunas personas no les importa el sufrimiento animal, pero sí les importa la pérdida de especies, de bosques nativos y de biodiversidad. Para mucha gente, esa es una razón de peso para dejar de comer carne.
Peter, tienes 76 años. Me gustaría que me contaras cómo ha evolucionado tu pensamiento a lo largo de este último medio siglo en cuanto a los derechos de los animales, y si hay algo que has aprendido, o de lo que te hayas dado cuenta, que no esperabas.
En parte me di cuenta de lo que te he dicho hace unos minutos: cambiar lo que la gente come es más difícil de lo que esperaba. Pensé que los argumentos eran tan sólidos y claros que… tenía la esperanza de que hoy, 50 años después de Animal Liberation, las macrogranjas hubieran desaparecido porque la gente había dejado de comprar sus productos. Por desgracia, eso no ha ocurrido y es decepcionante. Pero, por otro lado, el movimiento animalista es mucho más fuerte que hace 50 años, porque no existía realmente, sólo había sociedades preocupadas por la prevención de la crueldad animal enfocadas básicamente en perros, gatos, caballos… y luego un par de organizaciones anti-vivisección anticuadas. Así que se ha formado un gran movimiento, mundial, particularmente fuerte en Europa. El próximo 7 de junio hablaré en Bruselas, en el Eurogrupo para el bienestar animal. Eso me da esperanza de que las cosas pueden cambiar. De hecho, Europa y el Reino Unido probablemente sean los precursores en este ámbito. Algunas partes de Estados Unidos, como California, tienen también leyes progresistas al respecto. Pero otras partes de Estados Unidos, y algunos países como China, no han comenzado siquiera a pensar en el bienestar animal.
Ahora que mencionas perros y gatos… Una cosa que noté en el libro es que Henry basaba su trabajo en una suerte de jerarquía animal: vamos a proteger a los gatos o a los conejos porque son muy monos, pero es difícil lanzar una campaña a favor de las cucarachas u otros insectos. ¿Qué opinas de esa jerarquía? Por ejemplo, en España la nueva Ley de Bienestar Animal ha excluido a los perros de caza, no a las mascotas.
Hay que dejar una cosa clara: Henry no pensaba que hubiese una jerarquía según la cual los gatos o los conejos blancos valiesen más que los cerdos o las vacas; Henry sólo quería aprovechar el hecho de que la gente estaba preocupada por esos animales. Por eso eligió el Museo de Historia Natural, porque estaban usando gatos, y luego pasó a las pruebas cosméticas en conejos. Después, el test LD50 se realizó principalmente en ratas y ratones; a veces también en perros, pero la mayoría eran ratas y ratones, y Henry nunca dijo que deberíamos detener el LD50 en perros y continuarlo en roedores. Era más bien una táctica para lograr que la gente se involucrara y luego considerase a otros animales de los que no se tenían opiniones positivas, como de hecho ocurrió. Más tarde, Henry pasó a ocuparse de los animales de granja e hizo campañas sobre los pollos. Creo que la percepción general de los animales de granja ha mejorado un poco.
Pero has mencionado las cucarachas y… Bueno, esta es mi opinión, no puedo hablar por Henry, aunque creo que estaría de acuerdo en que, incluso si puedes lograr que la gente sienta compasión por las cucarachas, no está claro si deberían, porque no sabemos realmente si las cucarachas sienten dolor. Sin embargo, creo que podemos estar seguros de que los vertebrados sienten dolor y los cefalópodos también, como los pulpos y calamares. Por cierto, sé que hay planes para construir una granja de pulpos horrible en las Islas Canarias. Y luego está la reciente ley británica sobre seres sintientes, que incluye langostas y cangrejos… Pero eso es todo lo lejos que podemos llegar con seguridad ahora mismo. Sobre los insectos no lo sabemos realmente. Entonces hay una razón: no exactamente una jerarquía de estatus moral, sino la certeza de que ese ser es capaz de sentir dolor convierte en prioridad intentar reducir dicho dolor.
Cuando Henry se estaba muriendo de cáncer te dijo una cosa que aparece así en el libro: «Uno quiere tener la sensación de que su vida ha servido para algo más que para consumir productos y generar basura». Toda una filosofía de vida… ¿Propones que seamos como Henry?
Propongo que pensemos en nuestros valores y consideremos lo que realmente importa. Si nos paramos y hacemos eso, una mayoría nos daremos cuenta de que cuánto consumimos o cuánta basura producimos no sirve para medir lo exitosas o gratificantes que han sido nuestras vidas. Ese sentimiento de que hemos vivido con algún propósito, o de que hemos vivido junto a aquellos que hacen del mundo un lugar mejor, tratando de ayudar a los oprimidos y desfavorecidos… eso es muy importante. Creo que es parte de la cita donde Henry dice algo como: Me levanto cada día con ganas de ir a trabajar y hacer lo que estoy haciendo. Para él, era revitalizante. Yo comparto esa opinión. Así que… sí, quiero que la gente piense en sus valores. No puedo imponérselos, pero creo que, si más personas se detuviesen y reflexionasen, se moverían en la dirección que mencionaba Henry. He hablado con algunos de mis alumnos de este tema. Los hay que me dicen: estuve en tu clase de Ética Práctica hace años… a esto me dedico ahora, tuviste una gran influencia en mí. Eso siempre es agradable.
Una última pregunta, Peter: ¿cómo te diste cuenta de que debemos desbancar el antropocentrismo, borrarlo de la cima de nuestros ideales?
Yo era alumno de posgrado en Oxford… Tenía 24 años, me interesaba la filosofía y estaba estudiando ética, pero nunca había pensado que los animales representaran un problema ético. Había estado muy activo en campañas contra la Guerra de Vietnam, porque Australia envió tropas para luchar con los estadounidenses; me había involucrado en el movimiento por los Derechos Civiles hasta cierto punto; y también a favor del derecho al aborto, que estaba empezando en Australia. Estas eran grandes cuestiones morales, pero nunca había considerado así a los animales hasta que conocí a un estudiante canadiense que era vegetariano. Le pregunté por qué era vegetariano. Era raro conocer a alguno en aquella época, y la mayoría pensaban que [el vegetarianismo] era bueno para su salud, o eran indios que lo hacían por motivos culturales o religiosos. Pero la respuesta del canadiense fue algo así como: no creo que esté justificado cómo tratamos a los animales para convertirlos en carne. Era una respuesta tan simple y directa que tuve que decir… ¿está justificado?, ¿por qué lo estaría?, nunca le haríamos esto a los humanos…
Y empecé a leer a algunos filósofos. La mayoría ignoraba el tema, y los que sí hablaban de ello decían cosas verdaderamente absurdas. Aristóteles decía: «Los menos racionales existen para servir a los más racionales», y así justificaba utilizar animales para nuestros propósitos. Para Santo Tomás de Aquino era todo un regalo de Dios. En el Génesis los animales no tienen alma. Y Kant decía que no eran autónomos (no explicaba por qué), y su sufrimiento no contaba. Pero Bentham afirmó que la pregunta no era si podían razonar o hablar, sino si podían sufrir. Y ahí dije: sí, esa es la cuestión. Fue a partir de ese momento que comencé a leer y pensar en todo esto. Como bien dices, es difícil destronar el antropocentrismo.
Fuente: Palomeque, A. «Peter Singer: ‘Tenía la esperanza de que hoy las macrogranjas hubieran desaparecido'». Climática. https://climatica.coop/entrevista-peter-singer-macrogranjas/
Deja un comentario